En la era de la digitalización y de la inteligencia artificial (IA) el acento parece estar puesto, con justa razón, en la automatización y las máquinas, comparte Yasna Gatica, Recursos Humanos, CenturyLink.
Sin embargo, para materializar gran parte de las promesas de la tecnología y realmente renovar procesos debemos ser capaces de administrar de la mejor forma posible los talentos de nuestra organización para alinearlos a nuestros objetivos de transformación digital.
Una de las primeras labores que debemos realizar para cumplir esta tarea, es reconocer bien los segmentos etarios a los que pertenecen nuestros colaboradores, para determinar el real impacto que tendrá en sus diversas áreas la digitalización y la IA. En primer lugar, es probable que buena parte de ellos pertenezca a la “generación X”, que corresponde a las personas nacidas en la década de los 60, 70 y hasta principios de los años 80. Muchos, a pesar de que conocieron o se familiarizaron con las herramientas tecnológicas cuando adultos, poseen, sin embargo, plena conciencia de las mutaciones que ellas han hecho posible, especialmente, en los últimos 30 años. A esta generación pertenece también la mayoría de los directivos de las empresas en estos momentos, siendo hoy los líderes en los procesos de transformación asociados al uso intensivo de las nuevas tecnologías.
A los miembros de esta generación hay que hacerlos entender que hoy se requiere maximizar la innovación. Y que esto significa no sólo usar e incorporar más herramientas y plataformas tecnológicas, sino dejar de hacer las cosas como se han hecho siempre. Más todavía, deben comprender que ahora es necesario pensar de forma diferente. Por ello, hay que invitarlos, por ejemplo, a usar herramientas más colaborativas, de manera que se pueda ir paulatinamente incrementando los niveles de innovación en todos los estratos de la organización, para ir profundizando la transformación digital. En otros niveles, también deben entender que, tarde o temprano, serán reemplazados en algunas de funciones en sus puestos por máquinas inteligentes, por lo que hay que motivarlos a reorientar sus competencias, aspecto que, como sabemos, vale para todos los segmentos en las organizaciones, en el mediano y largo plazo.
En el caso de los millennials (o “generación Y”), es decir, aquellos nacidos desde mediados de los 80 hasta inicios del actual siglo, el tema es distinto. Los millennials son verdaderos impulsores de la innovación, puesto que exigen a las organizaciones en donde se desempeñan contar con herramientas colaborativas, con información disponible en cualquier plataforma, momento y dispositivo. Tienen una visión diferente del compromiso con sus organizaciones, ya que están dispuestos a trabajar desde cualquier lugar, pero también exigen disponibilidad de tiempo para su vida personal. No aspiran a permanecer eternamente en las mismas empresas y, si no encuentran lo que buscan, simplemente, se irán. Por lo tanto, los encargados de Recursos Humanos y los gerentes deben tener conciencia de que esta generación es un verdadero catalizador de transformación y que pueden perder a muchos de estos talentos si la organización no evoluciona con los tiempos y se digitaliza al máximo. Asimismo, hay que comprender que ellos ya están, en muchos casos, asumiendo posiciones de liderazgo dentro de las empresas. En este escenario, los modelos organizaciones más horizontales, así como la revalorización de muchas habilidades blandas darán pie a una resignificación del recurso humano en las empresas.
Por otro lado, además de su creciente importancia actual como clientes y consumidores, los centennials (o “generación zeta”), que abarca a los nacidos desde el año 2000 en adelante, son quienes vivirán el paso de los cambios definitivos asociados a la automatización y la IA en las empresas. Sin duda, ellos traerán competencias formales nuevas basadas en profesiones innovadoras, muchas de las cuales recién comienzan a impartirse. A esta generación le corresponderá profundizar aún más las transformaciones, las cuales, tal como se ve hoy en algunas organizaciones, abren espacios a la creatividad, un recurso humano indispensable. Esto permitirá avanzar, sin duda, hacia la innovación de los nuevos tiempos: permanente, y que pone a diario a prueba nuestra capacidad para adaptarnos al cambio, una cualidad esencial para subsistir y competir en el ecosistema digital del presente y el futuro.