Sin lugar a dudas uno de los momentos más esperados para los profesionales TI es el período vacacional, un un tiempo de descanso entre las actividades que bajo cierta rutina acostumbramos realizar y aquellas a las que aunque sean de nuestro interés y agrado normalmente no podemos dedicarles tanto tiempo como a las habituales.
Para la mayoría de las personas el reincorporarse a sus actividades cotidianas no representa graves complicaciones, sin embargo hay quienes sufren un gran desajuste tanto físico como emocional, lo que coloquialmente se conoce como Síndrome Post-vacacional o Estrés Pre-laboral.
Este síndrome se caracteriza por una sensación de falta de energía, motivación o tristeza que tiene lugar en la vuelta al trabajo, causada por la ruptura del proceso de adaptación o transición entre el tiempo de ocio y descanso y la rutina laboral.Se manifiesta de forma más grave en «los entornos de negatividad en el trabajo, en los que se realizan tareas repetitivas o en los que aparecen jefes poco motivadores», señala la directora de Lee Hecht Harrison, Nekane Rodríguez.
Aunque no se puede trazar un perfil de trabajador concreto al que le afecte esta depresión, sí que se puede realizar una aproximación basada en sus características personales y en su entorno, de acuerdo a un comunicado de Adecco.
En este sentido, son las personas que tienen menor tolerancia a la frustración y las menos resilientes las que son más susceptibles de caer en el síndrome postvacacional.
Del mismo modo, es más probable que padezcan este síndrome los trabajadores que tienen la oportunidad de realizar largos períodos vacacionales que aquellos cuyas vacaciones están divididas a lo largo del año.
Esto se explica por la mayor desconexión del trabajo y el desarrollo de hábitos de vida diferentes durante ese tiempo. Así, «un hábito necesita 21 días para implementarse y un mes de vacaciones es tiempo más que suficiente para que una persona se acostumbre a los nuevos hábitos de vida», afirmó Rodríguez de Galarza.
El entorno es otro factor crucial que influye en los trabajadores y los hace más susceptibles de padecer una depresión posterior a sus vacaciones. En esta línea, aquellos que regresan a un entorno laboral hostil, los que deben lidiar con un jefe incompetente o que no les valora, y los que ya no les ilusiona su trabajo, tienen altas probabilidades de contraer el síndrome postvacacional.
El principal síntoma de esta condición sería la apatía, seguida por el cansancio o la falta de energía y concentración para realizar las tareas. En otras personas se puede manifestar mediante otras señales como el trastorno del sueño, el nerviosismo, el estrés o la tristeza.
En casos más extremos, el trabajador afectado por el síndrome postvacacional puede experimentar ansiedad, dolor de cabeza e, incluso, malestar general.
Siendo éstos los principales síntomas, cada persona puede experimentar esta dolencia de una forma diferente. Lo que la caracteriza es su momento de aparición: tras un período vacacional o de descanso continuado. La duración habitual del síndrome es de 15 días.
En este marco, para evitar el síndrome postvacacional lo más importante es hacer que la transición de las vacaciones al trabajo sea lo más suave posible.
En este sentido, cualquier medida que pueda hacer de este proceso algo paulatino y que evite el cambio brusco, será positivo.
Algunas de las medidas más efectivas en esta línea son: levantarse temprano y rápido unos días antes de reincorporarse al trabajo para que el trabajador se acostumbre con antelación a los horarios habituales; volver del lugar de vacaciones unos días antes; repartir o dividir los días de vacaciones a lo largo del verano para evitar implementar nuevos hábitos de vida durante ese tiempo; e interpretar de forma positiva la vuelta a la rutina y no caer en el pensamiento de que el trabajo es una carga, pues eso puede hacer que se agudicen los síntomas del síndrome postvacacional.
Combatir el síndrome postvacacional es sencillo si se pone fuerza de voluntad, indicaron los expertos de Lee Hecht Harrison. Además, pequeños gestos pueden ayudar a hacerlo más llevadero.
Aseguran que es recomendable levantarse antes de lo habitual para ir al trabajo. De esta forma, se afronta el nuevo día sin prisa.
En la misma línea, es mejor retomar el trabajo de forma gradual, evitando grandes cargas de trabajo durante los primeros días.
También se aconseja realizar actividades saludables, como el deporte, y llevar una buena alimentación.
Lo más importante es centrar la atención en lo positivo del trabajo, como las relaciones con compañeros o todo aquello que genere motivación en los trabajadores.