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post-tittle

Cuento de navidad para programadores

Por: Reclu IT

24 de diciembre de 2014

Bueno, niños y niñas, érase una navidad en las postrimerías del siglo XX, antes de que los padres de sus padres hubieran nacido todavía, cuando existía una empresa de programación llamada BUGSOFT S.A.

Dicha empresa estaba dirigida por Ebenizer Bughe, un hombre cuyo corazón era duro y no tenía las más mínimas consideraciones  con sus programadores, a los que tenía aterrados con mil y un torturas, como programar en Visual Basic en máquinas 286 hasta altas horas de la madrugada, usando el edlin. Les negaba el pan y la sal, los buenos compiladores, las revistas de juegos y los CD-Rom de imágenes subidas de tono.

El sueldo era mísero. Ni les dejaba acercarse a un ordenador con Internet: «WWW, que tontería, tomen y trabajen haraganes, que para eso les pago». Incluso cuando su sobrino GNUberto le trajo un compilador gratuito de C++, se quedó atónito y dijo: «Gratis, ja, seguro que trae un troyano. Además, no hace falta con un buen VBasic 1.0 en un 286… Estos haraganes no dan para más». Ni control de versiones, ni depuradores, ni documentación adicional, ni café gratis. La vida de los programadores de BUGSOFT era horrible, pero lo soportaban debido a la necesidad de sus familias.

La noche de Navidad, en la cual Ebenizer Bughe había obligado a sus empleados a quedarse hasta bien entrada la noche a para que hicieran copias de seguridad en microdrives usados («La seguridad es lo primero, que de este código comen»), Ebenizer sintió una conmoción de millones de bits que gritaban angustiados. Fue mientras repasaba en la cama las jornadas de trabajo de sus empleados para los próximos meses, decidiendo entre si conectarles directamente a la cafetera o implantarles teclados biónicos. Le entró un sopor extraño y oyó voces lejanas.

De pronto, se apareció en la pantalla del portátil la imagen espectral de su compañero, Joseph Palette. Habían sido compañeros de antaño, en los tiempos difíciles, al fundar BUGSOFT. Tras su muerte por el ataque de un ciclo de color desbocado, ya nada había sido lo mismo. Ebenizer empeoró mucho su carácter, malo de por sí.

La imagen que tenia Joseph P. era horrible. Intentó apagar el portátil, pero fue en vano. La imagen de la pantalla se dirigió a él. En voz espectral sensorround stereo 3d 32 bits dijo:

-Ebenizer, he venido a intentar enmendarte…
-Joseph, te veo bien scaneado… pero ¿enmendarme en qué? Produzco programas baratos que la gente compra. Salen en todas las revistas del sector. Sí, se cuelgan un poco, pero, salvo el caso de la mujer electrocutada, nunca ha pasado nada… y estaba usando una copia pirata, o sea que ella se lo buscó…
-Ebenizer, sabes que lo que haces no está bien. Explotas a tus empleados, les exiges más de lo que pueden dar, las fechas de entrega son ridículas y no les das las herramientas adecuadas, tu software apesta, es una colección de bugs visuales que disimulan los graves fallos conceptuales de los diseños… La documentación la genera un programa de inteligencia artificial de 5 líneas y tu servicio de atención al cliente es un loro conectado al teléfono… Enmiéndate, te lo pido, o acabarás donde estoy.
– ¿En el Infierno…?
– No, en la sección de sistemas operativos avanzados de Microsoft. Y eso es malo, peor de lo que te imaginas
– Me asustas, Joseph. Pero no. Esas son las reglas del negocio, según nuestra Biblia, el Mein Kode, de Bill Gates… Lo siento, pero no…
– «Bueno, yo sólo vine a advertirte. A lo largo de la noche, vendrán tres espectros para reconvenirte, pero si al llegar al último no has cambiado de idea, pues, me parece que te tienen asignado el departamento de atención al cliente del Win 95, me temo… Cuídate, Ebenizer»

Tras la visita del espectro de Joseph P., Ebenizer Bughe se sintió incómodo.

El ordenador se había colgado con un GPF, y pensó que todo era resultado de las largas horas que había pasado programando en Visual Basic. Su médico ya se lo había advertido, que era malo para su cerebro. Pero bueno, que sabrán esos médicos.

Intento dormir, contando bugs, como solía hacer… No pudo.

Una hora después de que se marchara Joseph P., apareció el primer espectro. Ebenizer se asustó, era la primera vez que veía un Spectrum hablar.

-Hola, soy el espectro de los Bugs pasados. ¿Me recuerdas?
-Pues no mucho, la verdad. ¿Debería?
-Sí, recuerda la cantidad de horas que esperabas cargando mis cintas con tu código, y lo que luchabas porque tus programas tuvieran ese toque profesional que tanto anhelabas. Vivías entre peeks y pokes, y conocías mis interioridades al dedillo. Anhelabas ser un gran programador, con un código correctamente estructurado. Incluso leías cosas sobre orientación a objetos y código reusable, antes de que fuera factible. Y lo que te divertías buscando tus bugs en mis interiores. ¿Qué fue de ese Ebenizer?
-Era un niño. Fueron buenos tiempos, hasta que piratearon todos mis programas en la cinta que venía en la revista ZXYMAS. La gente pensaba que estaba loco. Las chicas no se acercaban. No ganaba nada de dinero. Y lo de la Programación orientada a objeto es un cuento más trágico que «La Sirenita». No, así no se gana dinero, la verdad. Hay que hacer código, mucho, aunque sea malo por dentro. Eso sí, que sea muy bonito y espectacular, que es lo que la gente compra. Si hay bugs, pues es una pena, pero somos humanos, ¿no? Y para hacer mucho código hay que explotar a la gente. Bueno, se dejan ser explotados, así que no importa… He crecido y este es el mundo real, y yo soy muy del mundo real…
– Oh, Ebenizer, hablas como piensa un alto jefe de IBM, al que no pude convertir y ahora depura bugs del Pentium en tiempo real…Te vas a condenar, pero que venga el siguiente espectro…

Y ese espectro llegó… Era un PC del montón, como cualquier otro, aunque era raro el cartel de «Autenticos Pentiums falsos Inside». Le hablaba pausadamente, porque cada poco se paraba a hacer Swap del disco duro.

-Oh, Ebenizer, soy muy infeliz…
-Si yo fuera un PC, también lo sería…
-No, es que veo la desdicha de tus empleados. Les matas a trabajar, les cambias todas las especificaciones, les das malos diseños, les pones teclados hasta en el servicio, y no les dejas tiempo para corregir los errores, lo cual es un tanto difícil de hacer con el debug del DOS 1.0…
-Pero si es que son unos haraganes. Hasta me han pedido herramientas avanzadas. Ya. Lo que quieren es que los lenguajes hagan su trabajo. Por Dios, que den gracias a que no les hago programar en código máquina directamente…
-Pero tienen familias a las que apenas pueden mantener, y sufren mucho en sus empleos…
-Nada, el cliente es lo primero…
-Sí, lo primero en ser engañado. Vamos, Ebenizer, la calidad de tu soft destaca por su ausencia…
-Bueno, pero es muy bonito…tiene iconos en 5 trillones de colores…Ocupa muchos megas… Y tiene sonido estereo…Y es compatible Win 95
-Pero se cuelga a cada rato. A veces se cuelga incluso antes de empezar a funcionar… e incluso se ha dado un caso de cuelgue antes de instalarlo…
-El mundo del software es así…y yo no lo voy a cambiar…De hecho ni quiero cambiarlo…Me va bien así.
-Pero eso no es futuro…
-El futuro es vender más, aunque sea peor la calidad. La gente quiere apariencia, no calidad…
-Bueno, veo que es en vano. Tendrá que venir el último espectro…

El último espectro era un cubo negro. Le sonaba de algún modelo de ordenador antiguo que no triunfó, pero no podía recordar cual. Éste no habló. Simplemente hizo aparecer ante él una pantalla, la de inicio de Windows 95. Aunque esta era más tétrica. Era una escena de tormenta, y la ventana estaba desvencijada.

Apareció la barra de tareas, y con ella una flechita que ponía «To end push here». La mano de Ebenizer, inexplicablemente, se acercó al ratón y pulsó en el botón que ponía «END». Esto es lo que apareció en pantalla:

GODebugger

Life Error at bioprogram EBENIZER.EXE

Bad Mindset from start at 0xabcdef01

System is foobar

Program is going to be terminated

De la pantalla salieron millones de bugs, de miles de colores, que empezaron a devorar e Ebenizer. Todos los bugs que había almacenado sus programas se volvieron contra él. Era su venganza. Ebenizer se retorcía de dolor, y pedía una última oportunidad. Sería bueno. Haría control de calidad de sus programas. Haría la vida de sus empleados más aceptable. No sacaría betas que no funcionaran. No engañaría a sus clientes con fechas imposibles. Incluso dejaría de piratear soft…

Fue entonces cuando se oyó la poderosa voz de Dios:

-EBENIZER….
-Di, mi Señor, perdóname, haz que me salve, cambiaré, lo juro…No volveré a pecar.
-EBENIZER, VOY A PERDONARTE, PERO SÉ POSITIVAMENTE QUE VOLVERÁS A PECAR…
– No, te juro que no…
-SI, PECARÁS, LO SE. SI TE PERDONO NO ES POR ESO….
-¿Por qué sino, mi Señor?
-TE PERDONO PORQUE YO TUVE UNOS PROBLEMILLAS PARECIDOS CON LA VERSIÓN 1.0 DEL ENTORNO OPERATIVO EN EL QUE CORRES…

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Cuento de navidad para programadores

Por: Reclu IT

24 de diciembre de 2014

Bueno, niños y niñas, érase una navidad en las postrimerías del siglo XX, antes de que los padres de sus padres hubieran nacido todavía, cuando existía una empresa de programación llamada BUGSOFT S.A.

Dicha empresa estaba dirigida por Ebenizer Bughe, un hombre cuyo corazón era duro y no tenía las más mínimas consideraciones  con sus programadores, a los que tenía aterrados con mil y un torturas, como programar en Visual Basic en máquinas 286 hasta altas horas de la madrugada, usando el edlin. Les negaba el pan y la sal, los buenos compiladores, las revistas de juegos y los CD-Rom de imágenes subidas de tono.

El sueldo era mísero. Ni les dejaba acercarse a un ordenador con Internet: «WWW, que tontería, tomen y trabajen haraganes, que para eso les pago». Incluso cuando su sobrino GNUberto le trajo un compilador gratuito de C++, se quedó atónito y dijo: «Gratis, ja, seguro que trae un troyano. Además, no hace falta con un buen VBasic 1.0 en un 286… Estos haraganes no dan para más». Ni control de versiones, ni depuradores, ni documentación adicional, ni café gratis. La vida de los programadores de BUGSOFT era horrible, pero lo soportaban debido a la necesidad de sus familias.

La noche de Navidad, en la cual Ebenizer Bughe había obligado a sus empleados a quedarse hasta bien entrada la noche a para que hicieran copias de seguridad en microdrives usados («La seguridad es lo primero, que de este código comen»), Ebenizer sintió una conmoción de millones de bits que gritaban angustiados. Fue mientras repasaba en la cama las jornadas de trabajo de sus empleados para los próximos meses, decidiendo entre si conectarles directamente a la cafetera o implantarles teclados biónicos. Le entró un sopor extraño y oyó voces lejanas.

De pronto, se apareció en la pantalla del portátil la imagen espectral de su compañero, Joseph Palette. Habían sido compañeros de antaño, en los tiempos difíciles, al fundar BUGSOFT. Tras su muerte por el ataque de un ciclo de color desbocado, ya nada había sido lo mismo. Ebenizer empeoró mucho su carácter, malo de por sí.

La imagen que tenia Joseph P. era horrible. Intentó apagar el portátil, pero fue en vano. La imagen de la pantalla se dirigió a él. En voz espectral sensorround stereo 3d 32 bits dijo:

-Ebenizer, he venido a intentar enmendarte…
-Joseph, te veo bien scaneado… pero ¿enmendarme en qué? Produzco programas baratos que la gente compra. Salen en todas las revistas del sector. Sí, se cuelgan un poco, pero, salvo el caso de la mujer electrocutada, nunca ha pasado nada… y estaba usando una copia pirata, o sea que ella se lo buscó…
-Ebenizer, sabes que lo que haces no está bien. Explotas a tus empleados, les exiges más de lo que pueden dar, las fechas de entrega son ridículas y no les das las herramientas adecuadas, tu software apesta, es una colección de bugs visuales que disimulan los graves fallos conceptuales de los diseños… La documentación la genera un programa de inteligencia artificial de 5 líneas y tu servicio de atención al cliente es un loro conectado al teléfono… Enmiéndate, te lo pido, o acabarás donde estoy.
– ¿En el Infierno…?
– No, en la sección de sistemas operativos avanzados de Microsoft. Y eso es malo, peor de lo que te imaginas
– Me asustas, Joseph. Pero no. Esas son las reglas del negocio, según nuestra Biblia, el Mein Kode, de Bill Gates… Lo siento, pero no…
– «Bueno, yo sólo vine a advertirte. A lo largo de la noche, vendrán tres espectros para reconvenirte, pero si al llegar al último no has cambiado de idea, pues, me parece que te tienen asignado el departamento de atención al cliente del Win 95, me temo… Cuídate, Ebenizer»

Tras la visita del espectro de Joseph P., Ebenizer Bughe se sintió incómodo.

El ordenador se había colgado con un GPF, y pensó que todo era resultado de las largas horas que había pasado programando en Visual Basic. Su médico ya se lo había advertido, que era malo para su cerebro. Pero bueno, que sabrán esos médicos.

Intento dormir, contando bugs, como solía hacer… No pudo.

Una hora después de que se marchara Joseph P., apareció el primer espectro. Ebenizer se asustó, era la primera vez que veía un Spectrum hablar.

-Hola, soy el espectro de los Bugs pasados. ¿Me recuerdas?
-Pues no mucho, la verdad. ¿Debería?
-Sí, recuerda la cantidad de horas que esperabas cargando mis cintas con tu código, y lo que luchabas porque tus programas tuvieran ese toque profesional que tanto anhelabas. Vivías entre peeks y pokes, y conocías mis interioridades al dedillo. Anhelabas ser un gran programador, con un código correctamente estructurado. Incluso leías cosas sobre orientación a objetos y código reusable, antes de que fuera factible. Y lo que te divertías buscando tus bugs en mis interiores. ¿Qué fue de ese Ebenizer?
-Era un niño. Fueron buenos tiempos, hasta que piratearon todos mis programas en la cinta que venía en la revista ZXYMAS. La gente pensaba que estaba loco. Las chicas no se acercaban. No ganaba nada de dinero. Y lo de la Programación orientada a objeto es un cuento más trágico que «La Sirenita». No, así no se gana dinero, la verdad. Hay que hacer código, mucho, aunque sea malo por dentro. Eso sí, que sea muy bonito y espectacular, que es lo que la gente compra. Si hay bugs, pues es una pena, pero somos humanos, ¿no? Y para hacer mucho código hay que explotar a la gente. Bueno, se dejan ser explotados, así que no importa… He crecido y este es el mundo real, y yo soy muy del mundo real…
– Oh, Ebenizer, hablas como piensa un alto jefe de IBM, al que no pude convertir y ahora depura bugs del Pentium en tiempo real…Te vas a condenar, pero que venga el siguiente espectro…

Y ese espectro llegó… Era un PC del montón, como cualquier otro, aunque era raro el cartel de «Autenticos Pentiums falsos Inside». Le hablaba pausadamente, porque cada poco se paraba a hacer Swap del disco duro.

-Oh, Ebenizer, soy muy infeliz…
-Si yo fuera un PC, también lo sería…
-No, es que veo la desdicha de tus empleados. Les matas a trabajar, les cambias todas las especificaciones, les das malos diseños, les pones teclados hasta en el servicio, y no les dejas tiempo para corregir los errores, lo cual es un tanto difícil de hacer con el debug del DOS 1.0…
-Pero si es que son unos haraganes. Hasta me han pedido herramientas avanzadas. Ya. Lo que quieren es que los lenguajes hagan su trabajo. Por Dios, que den gracias a que no les hago programar en código máquina directamente…
-Pero tienen familias a las que apenas pueden mantener, y sufren mucho en sus empleos…
-Nada, el cliente es lo primero…
-Sí, lo primero en ser engañado. Vamos, Ebenizer, la calidad de tu soft destaca por su ausencia…
-Bueno, pero es muy bonito…tiene iconos en 5 trillones de colores…Ocupa muchos megas… Y tiene sonido estereo…Y es compatible Win 95
-Pero se cuelga a cada rato. A veces se cuelga incluso antes de empezar a funcionar… e incluso se ha dado un caso de cuelgue antes de instalarlo…
-El mundo del software es así…y yo no lo voy a cambiar…De hecho ni quiero cambiarlo…Me va bien así.
-Pero eso no es futuro…
-El futuro es vender más, aunque sea peor la calidad. La gente quiere apariencia, no calidad…
-Bueno, veo que es en vano. Tendrá que venir el último espectro…

El último espectro era un cubo negro. Le sonaba de algún modelo de ordenador antiguo que no triunfó, pero no podía recordar cual. Éste no habló. Simplemente hizo aparecer ante él una pantalla, la de inicio de Windows 95. Aunque esta era más tétrica. Era una escena de tormenta, y la ventana estaba desvencijada.

Apareció la barra de tareas, y con ella una flechita que ponía «To end push here». La mano de Ebenizer, inexplicablemente, se acercó al ratón y pulsó en el botón que ponía «END». Esto es lo que apareció en pantalla:

GODebugger

Life Error at bioprogram EBENIZER.EXE

Bad Mindset from start at 0xabcdef01

System is foobar

Program is going to be terminated

De la pantalla salieron millones de bugs, de miles de colores, que empezaron a devorar e Ebenizer. Todos los bugs que había almacenado sus programas se volvieron contra él. Era su venganza. Ebenizer se retorcía de dolor, y pedía una última oportunidad. Sería bueno. Haría control de calidad de sus programas. Haría la vida de sus empleados más aceptable. No sacaría betas que no funcionaran. No engañaría a sus clientes con fechas imposibles. Incluso dejaría de piratear soft…

Fue entonces cuando se oyó la poderosa voz de Dios:

-EBENIZER….
-Di, mi Señor, perdóname, haz que me salve, cambiaré, lo juro…No volveré a pecar.
-EBENIZER, VOY A PERDONARTE, PERO SÉ POSITIVAMENTE QUE VOLVERÁS A PECAR…
– No, te juro que no…
-SI, PECARÁS, LO SE. SI TE PERDONO NO ES POR ESO….
-¿Por qué sino, mi Señor?
-TE PERDONO PORQUE YO TUVE UNOS PROBLEMILLAS PARECIDOS CON LA VERSIÓN 1.0 DEL ENTORNO OPERATIVO EN EL QUE CORRES…

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