En la actualidad las empresas tienen a la Transformación Digital como un concepto común, así que Latinoamérica, y México en particular, viven un impulso en esta área amanecer digital, algo que tiene un impacto en todas las áreas de la compañía. Estamos inmersos en una era tecnológica que ha conseguido cambiar nuestras rutinas por completo.

En este contexto, esta tendencia afectarán no sólo a los usuarios individuales de las tecnologías sino que también influirán decisivamente en la empresa digital.

Las empresas tienen que adaptarse a los nuevos tiempos que corren. Deben digitalizarse y entrar en la carrera tecnológica en la cual nos hemos enrolado todos como usuarios individuales. Por ello, las empresas tendrán que esforzarse por posicionarse en varios sectores del ámbito digital que actualmente forman parte del día a día de las personas, así que las redes sociales constituyen una plataforma imprescindible que permite a empresas y clientes crear otro de nivel de comunicación y afianzar relaciones.

Por otro lado, el smartphone se ha consolidado como la mejor herramienta para comunicarnos con quien sea, cuando sea y donde sea. La computación en la nube consigue transformar inversiones millonarias en contrataciones de servicios a simples cuotas mensuales o anuales, abaratando de este modo la inversión tecnológica considerablemente.

Finalmente el análisis de datos facilita un conocimiento mejor del cliente y de la empresa. Esto hace que podamos optimizar todos los aspectos referentes al marketing y la comunicación.

La obsolescencia de los productos tecnológicos está a la orden del día. Apenas hemos renovado un dispositivo y ya ha salido una versión más nueva de este al mercado. Por ello, la apuesta está al fijar nuestra atención en todas las startups digitales. Estas empresas están constantemente experimentando con las nuevas tecnologías, reciclándose para no quedarse atrás. En este escenario, su máxima es: “El cliente siempre tiene la razón”, utilizando la interacción con el cliente como la referencia más válida que una empresa puede llegar a obtener. En suma, el mundo corporativo deberá adoptar nuevas metodologías de trabajo mediante las cuales no se requieren grandes infraestructuras. Más bien se basan en el trabajo por equipos, en los cuales no sobra nadie y todo el mundo es necesario.

Realidad virtual, realidad aumentada, wearables… Tecnologías que resaltan la comunicación visual, dejando a un lado el concepto de comunicación que teníamos hasta este momento.

Las empresas deberán hacerse más llamativas, más visuales. Conseguir presencia en todas estas nuevas formas de comunicación con las personas y con los objetos, que, poco a poco, van llegando a nuestras vidas. Las páginas web serán adaptables a todo tipo de formato y dispositivo, facilitando y mejorando su imagen frente al público masivo que se va dotando de los nuevos dispositivos que llegan al mercado.

La realidad virtual y la realidad aumentada acabarán complementándose para cubrir un sinfín de productos conectados e inteligentes que van imponiéndose en nuestras vidas mediante el Internet de las Cosas.

En definitiva, se nos presenta un futuro no muy lejano en el que las empresas tendrán que saber compatibilizar sus actividades habituales con todas estas nuevas herramientas tecnológicas, ya imprescindibles en nuestras vidas.