Si hay una consultora que ha apostado por la transformación digital, cabe poca duda al respecto de que esa es Gartner. Y es que, tanto con muchas de sus publicaciones como con buena parte de sus eventos, se ha convertido en una excelente promotora de ese cambio por el que deberían pasar todas aquellas empresas que deseen mantener su competitividad. Y precisamente de uno de sus últimos eventos, el ITXPO Symposium, publica E.G. Nadhan un interesante artículo en The Enterprisers Project en el que intenta extraer la esencia de lo expuesto por los participantes.

Para él es fundamental tener claro cómo debemos percibir la transformación digital. Desgraciadamente, todavía son muchos los directivos, incluso los de las áreas tecnológicas, que ven este proceso como un problema que hay que afrontar, como un combate del que no te puedes librar. Craso error, partir de este punto solo nos puede llevar a tomar medidas reactivas y a realizar una “transformación a medias“. En lugar de ello, es imprescindible entender la transformación como un catalizador, como un proceso que nos permitirá sacar lo mejor de nuestras empresas y, de esta manera, alcanzar un nuevo nivel. Concretamente el nivel que necesitamos para mantenernos competitivos. Y ahora sí, veamos esos tres puntos.

El primero es lo que el autor denomina “destreza digital”, y que no es otra cosa que la capacidad de emplear nuevas tecnologías, principalmente Deep Learning e Inteligencia Artificial, para delegar en soluciones digitales tareas monótonas, repetitivas y no cualificadas que, a día de hoy, son desarrolladas por trabajadores. Y es que este cambio contribuirá a recortar costes, acelerar procesos y, además, evitar los falllos que se producen en ese tipo de tareas. Algunos cálculos a este respecto estiman que, en condiciones óptimas, un automatismo digital de este tipo puede ser el equivalente a 2,5 empleados.

El valor de los datos es otro punto clave en la transformación digital. Nuestra capacidad de generar información que, de alguna manera, pueden ser valiosos, no ha dejado de crecer estos últimos tiempos, y con la llegada de Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial, G5, etcétera, esa capacidad de recopilar datos va a crecer de manera exponencial durante los próximos años. Así, debemos ser muy conscientes del valor de la información y, es más, empezar a tratarla como un activo más de nuestras empresas. El siguiente paso será establecer los sistemas necesarios para gestionar esos grandes volúmenes de datos de la manera adecuada.

Transformar no (siempre) es reemplazar. Un error común es pensar que, cuando hablamos de transformación digital, nos referimos a llegar con una apisonadora, destruir todo lo existente y construir algo totalmente nuevo, desde cero. ¿Por qué? En realidad la transformación digital, aún siendo disruptiva, no implica romper con todo lo que tenemos en el momento de iniciar el cambio. Al contrario, la clave de un proceso de transformación exitoso pasa, precisamente, por ser capaces de integrar aquellos elementos que sea mejor conservar dentro del nuevo modelo. No es especialmente sencillo, pero de ese equilibrio dependerá muy directamente la fortaleza del resultado de sumar presente y futuro.